Juegos de azar: ¿buenos o malos para los adolescentes?
Juegos de azar: ¿buenos o malos para los adolescentes?
Los juegos de azar llegan a ser las actividades más atractivas para los adolescentes en su
etapa más temprana; ¿por qué?, esto debido a que desarrollaron su infancia vislumbrando a estos mismos como juegos para adultos o prohibidos, o simplemente por su educación, por lo} tanto, el poder tener acceso enmarca este crecimiento y el poder auto referenciarse con pequeños adultos. Ahora bien, es a raíz de esto, que estos juegos comienzan a generar una dependencia, no únicamente al juego per se, sino a la variabilidad de comportamientos disruptivos ligados a este (e. g. consumo de algunas drogas, apuestas monetarias o materiales, ambientes insanos).
Con todo esto, se vuelve importante establecer medidas contingentes que busquen
prevenir, en lugar de remediar. Ante esto, se sugiere que siempre se establezca una claridad acerca de que no existen condenas morales por jugar, o no, un tipo de estos; que no son malos, sino que pueden ser problemáticos; las consecuencias irremediables que estos pueden traer consigo; y siempre buscar el diálogo bidireccional que posibilite conocer cuáles son las intenciones que persigue nuestro hijo/a con respecto a estas actividades.
Empero, ¿el contexto social en el que nuestros hijos se desarrollan puede ayudar a
adquirir este gusto? Indudablemente la pregunta es afirmativa; sin embargo, también, como padres de familia, tenemos la responsabilidad de poder orientar dichos escenarios, por ejemplo: no es lo mismo desarrollarse en una institución académica de orden público a una privada. En este tenor, el primer escenario se dota de un gran número de alumnos, todos dirigidos por la figura de un único docente que busca mantener el orden, sobre transmitir el aprendizaje, en sus alumnos. Mientras que, en el segundo escenario, esta atención es individual, que posibilita desarrollar el aprendizaje de los mismos y, como efecto secundario, establecer un código de comportamiento. No sería arriesgado afirmar que dicha dicotomía (pública o privada) cuenta con ventajas y desventajas, sin embargo, el tema de conversación que esto nos concierne nos obliga a aplaudir la enseñanza individualizada, la atención particular, y la comprensión al desarrollo psicológico de los adolescentes.
