¿Por qué mi hijo/a dice groserías?, ¿De dónde las aprendió?

Dentro del marco educativo se busca dotar a los alumnos con habilidades, competencias, conocimientos, y aptitudes, por mencionar algunos. Asimismo, de manera indirecta se les enseña cuáles son los cánones de comportamiento dentro de espacios socialmente definidos, y cómo estos repercuten directamente en el establecimiento de interacciones interpersonales. Ahora bien, es común que justo en estos espacios se presenten conductas que rompen con dicha linealidad, el ejemplo más claro son las groserías o lenguaje soez.
Ante esto, es oportuno preguntarse: ¿por qué mi hijo/a dice groserías?, ¿de dónde las
aprendió? Y aun cuando estas interrogantes son lógicas y oportunas, carecen de una
respuesta clara, debido a la variabilidad de los eventos (e. g. grupos sociales, contenido que se consume, acercamiento a adultos que empleen este lenguaje, etc.), por esto, probablemente las cuestiones anteriores no sean tan atinadas, y lo mejor sea preguntarse: ¿cómo puedo eliminarlas? La respuesta a esta pregunta es aún más complicada, sin embargo, no es imposible de resolver. Lo mejor para esta situación es establecer un diálogo directo con nuestro hijo/a donde se le enseñe que, dependiendo los valores y creencias de cada familia, si aquel lenguaje se puede o no emplear, pero lo que es indiscutible es que este no se puede esparcir dentro de una institución educativa, porque es este el espacio donde nos desarrollamos, donde nos encontramos con nuestros intereses y gustos: con nosotros mismos. Y lo que buscamos es encontrar una luz que guíe nuestros pasos hacia un futuro de ensueño, y no una oscuridad en el camino que entorpezca nuestro desarrollo en la vida, y evite un crecimiento tanto profesional como mental.

Autor Brandon