En la vida cotidiana es común escuchar las platicas sobre la importancia de la comunicación, de relacionarse, formar vínculos con los que nos rodean y lo indispensable que es expresarnos sobre cómo nos sentimos.
Todo lo anterior suena bien, y es bueno llevarlo a cabo, pero… la realidad es que eso no lo es todo, ya que para que todo pueda fluir hace falta de llevar a cabo los valores como el respeto, honestidad, amistad, etcétera. Pero sobre todo de la empatía.
La empatía es aquella que nos ayuda a ponernos en el lugar del otro, aunque hay que aclarar que aunque la otra persona nos describa hasta el más mínimo
sentimiento que tiene en cualquier situación no es lo mismo que lo cuente a qué lo
pasemos, e incluso de ser ese el caso, la forma de sentir es diferente de cada individuo.
Con el uso de la empatía podemos tener un mayor cuidado cuando hablamos con alguien, poner límites, “pensar antes de actuar” y entender que no porque no sepamos acerca de algo, el cómo se siente o cualquier o cosa, hay que considerar los alcances que pueden tener nuestras acciones y/o palabras.
El hecho de no saber lo que sucede o en otros casos, conocerlo; no da ningún derecho a pasar sobre los demás.

Autora Paola.