El ser humano es complejo desde sus inicios. La forma de ser, pensar y actuar es única y especial de cada de individuo y con ello, lo que quieren, planes y metas también lo son. Saber que es lo que queremos no es tan fácil como se cree o intuimos. Muchas veces creemos saber que es lo que queremos, pero la mayoría de las veces al obtenerlo nos damos cuenta que eso no nos llena, y eso sucede porque una de dos, o no es lo que queríamos o no estamos bien con nosotros y es lo que nos hace sentir insuficientes aún consiguiendo los objetivos planteados en un inicio. Desde niños comenzamos a tomar decisiones propias, las cuales muchas veces se ven incluidas por terceras personas que puede que lo hagan por nuestro bien al intervenir, pero la verdad es que si no se marca un límite respecto a este tema puede que nos afecte a la larga ya que esperamos la aprobación de los demás todo el tiempo y necesitamos que los demás estén detrás de nosotros y nos volvemos incapaces de decidir lo que queremos por prejuicios.
Desde pequeños se nos inculca el ser responsables, pero muchas veces los que nos rodean nos quitan responsabilidades por ayudar, pero al final del día esas responsabilidades son las que nos preparan para la vida. Conocernos, tener tiempo de concretar con nosotros mismos, decidir qué ponernos, qué comer o qué queremos para nosotros mismos es una parte de vital importancia. Pues el saber que queremos nos ayuda a marcar metas a corto y largo plazo que nos beneficien en todo aspecto de la vida.

Autora Paola.